Algunas fotos, no demasiado espectaculares, comentarios de viajero para recordar momentos y situaciones vividas. Todo lo que hace al trasfondo de cada viaje, cada nueva búsqueda, y también el camino personal recorrido.

París, bajo el cielo estrellado que enigmas esconde este lugar
Oxido y olvido
Antiguas riberas perdidas en algún lugar de la memoria donde recalan antiguos buques su agonía de oxido y olvido.
Viejos barcos que han quedado a la vera de la vida y en su ancestral sueño de mares y distancias añoran las caricias de las olas y el alegre murmurar de los delfines.
En el silencio de sus puentes, en la soledad de sus cubiertas, el metal llora con rojas lagrimas de herrumbre y el sordo rechinar de su estructura
Cascarones vacíos de hierro y madera, habitantes olvidados de muelles solitarios, esperando en vano volver a escuchar las espectrales voces de otros tiempos, los graves latidos del ausente corazón, y la negra sangre corriendo por sus venas
Viejos barcos, condenados sin cadenas por el tiempo y el olvido, habitantes fantasmales, perdidos en la niebla del pasado, desamarrados de la vida, soñando con vientos y partidas viviendo su muerte sin saberlo.


Arte callejero en Barcelona
Marejada
Tsunamis de la vida que por sorpresa nos toman desbastándonos el alma, convirtiendo en jirones momentos de gozo y alegría.
Marejadas gigantescas que nos arrasan y congelan llevándose sueños y retazos de cielo compartido.
Fuerza traicionera que de pronto y sin aviso nos dejan desnudos y con frio sin entender y con ojos que no ven, quedamos a la deriva con el corazón convertido en tempano y la razón agonizante.
Náufragos sin brújula y sin destino, así navegamos cada día. Quizás pronto alguien nos rescate, o tal vez el día en que la pesada niebla comience a disiparse, podamos ver la orilla y entonces volveremos a tejer otro sueño, otras alegrías compartidas.
Mujer de los mil días
Quédate un rato más, una noche más que quiero volver a endulzar mi sed con el perfume de tu piel.
Mujer de los ojos de la luna mírame un poco más, un rato más que en el reflejo de tu mirada quiero saber quien soy.
Déjame perderme en tus ganas de amar y encuéntrame en el calor de tu vientre.
Mujer de abismo y de luz, quédate conmigo mil días más que entre tu cuerpo y el mío existe un pacto que debemos honrar Al cabo si quieres renovaremos el acuerdo otros mil días, o hasta que tú quieras.
Déjame morir a tu lado una noche más que renaceré al alba junto a ti y despertándote te diré al oído: mujer de los mil días déjame amarte un poco más, un día más que en tu amor buscare la eternidad.
Francia

Carcassonne, atardecer de invierno en el Midi

El Cardou visto desde Rennes-le-Chateau

Lastours, Ascendiendo la Montaña Negra, en busca de los castillos cataros de Cabaret, Surdespine, la Tour Régine y Quertinheux
Portugal

Una calle en la pequeña ciudad de Tomar, con el castillo templario de fondo.
Ausencia de ti
Mujer amada. Mujer soñada. Mujer esperada
En tu piel de azucena mi boca bebió la sal de tu desnudes. En el abismo de tu mirada me perdí un día sin darme cuenta
Mujer madre, mujer hija, mujer amante, en tu cuerpo de ancestral diosa mi deseo escribió tu nombre y el mío
En la tibieza de tus pechos maduros calme mi sed de viajero perdido.
Mujer sin tiempo, mujer de siempre, morí mil veces en la ardiente llama de tu cuerpo que hice mío, y volví a nacer en la ternura de tu mirada y en el despertar de cada mañana
Tus caricias cerraron viejas heridas que alguna vez tuve
Mujer ardiente, mujer niña, mujer mía
Extraño tu piel en la soledad de tu ausencia
Extraño los días de amor y locura donde fueron uno tu cuerpo y el mío
Mujer de deseo, mar calmo, flor de estío en el otoño de mi vida
Perfume que endulza y complace, manojo de ira que espera mi abrazo y calma su enojo en la suave caricia de mis manos traviesas
Mujer te busco, te encuentro, y te pierdo cada día en el silencio del sueño
Quisiera atar tu alma a la mía por si un día olvido el camino y en la oscuridad de la noche necesite tu luz para guiar mi destino
Mujer soñada y esperada, llegaras un mágico día a calmar mi sed de viajero perdido, y tu boca me dirá sin palabras…que son una tú alma y la mía.
Marruecos

Donde la arena comulga con el mar…

Cabras comiendo bayas de argan
Huellas en la arena
Hoy he caminado por la playa vacía. He visto gaviotas y nubes danzar con etérea blancura y clara armonía.
Hoy he mirado con ojos de niño las olas con sus crestas de espuma que el viento despeina, y en su inmemorial vaivén me han dicho al oído que siempre estuvieron y que allí seguirán sin tiempo ni olvido.
Vastedad y bravura que son garantía suprema de la pequeñez de glorias y ocasos, desdichas y alegrías, pequeñas o grandes, efímeras, humanas… Al volver hacia atrás la mirada he visto mis huellas por vez primera en la húmeda arena de la soleada mañana de esa playa de invierno. Alguien al verlas, tal vez se pregunte, si aquel que por allí camino tenía sus mismos miedos y parecidas alegrías.
Huellas que serán borradas por el mar, o quizás por el viento que empuja la arena, cuando yo me haya ido. Solo quedara como único testimonio de mi paso, mis frágiles huellas en la húmeda arena sin importar si fui solo un caminante, o un impostor en su vano intento por señalar el camino.
Huellas en la arena, señales fugaces, humanas… en una playa vacía.

(Mañana de enero en Playa Honda, Lanzarote)
Reino Unido

Castillo de Winsor
Escocia

Castillo de Edimburgo: Aca se encuentra guardada bajo siete llaves la piedra del destino, elemento
esencial en la coronación de los reyes desde hace mil años.

Edimburgo
Estambul

Hagia Sophia

Navegando por el Bosforo